jueves, 10 de marzo de 2011

LA ÚLTIMA OFERTA
Fue la ultima oferta que la hice, con tranquilidad mirándola fijamente a los ojos y viendo como su rostro iba convirtiéndose en piedra, mientras la relataba mi propuesta. Hasta ese día no había saldado la alta deuda de dinero que tenía conmigo, así que antes de recurrir a enojosos procedimientos judiciales la propuse otra manera de hacerlo, una alternativa para saldar su deuda.

No movía ni un músculo, ni una pestaña. Apenas respiraba. Me miraba impertérrita, con sus ojos abiertos de par en par y una desconcertada expresión de no dar crédito a sus oídos y de no saber que pensar. Lentamente, con una serenidad y una frialdad que parecían aferrarla a una inmovilidad absoluta iba detallándola mi proposición. Iba diciéndola como durante un largo periodo de tiempo que yo determinaría, a causa de la alta deuda monetaria había contraído conmigo, de la demora en el pago, de los intereses creados y de los perjuicios que todo ello me había ocasionado, estaría a mi servicio como sierva y como esclava, en cuerpo y alma.

No sabia en absoluto como reaccionaria. ¿Se reiría de mí? ¿Saldría corriendo diciendo que estaba mal de la cabeza? ¿Me tiraría la bebida que tenia entre sus dedos a la cara?...
Yo me limitaba a poner mis cartas sobre la mesa. ¿Quería saldar cuentas? Pues tendria que estar a mi servicio como una esclava mientras a mi me pareciese conveniente, por supuesto un largo periodo durante el cual seria (y sin ningún miramiento por su parte) sierva, esclava, criada, puta, secretaria, juguete o capricho mió… No tendría mas derecho que el que yo le otorgase, ni mas voz que la que yo la permitiese. Yo tendría todo el poder sobre ella, marcaría las reglas, pensaría por ella, decidiría sobre todas sus acciones o emociones, mandaría sobre ella como amo y señor y… Cuando yo lo creyese adecuado daría por zanjada la deuda que tenia conmigo.

No dejaba de observarla, sin dar importancia al asunto, mirando su silencio. Permanecía quieta, rígida como una si fuese una estatua sentada en la silla que ocupaba, sin petañear siquiera… Quizás sin saber que camino tomar, aunque lo que era cierto era que no manifestaba un manifiesto rechazo ante mi propuesta… Lo cual me confirmaba el fondo de sumisión que intuía que habitaba en el fondo de su alma.

-¿Quieres acabar de una vez por todas con esa gran deuda que tienes conmigo? Déjame que te ate a mi. Se mi esclava. ¿Qué puedes perder? ¿Tu orgullo? ¿Tu dignidad? ¿No crees que el camino que te ofrezco es mejor que la vida que llevas? Deja ya de ir a trancas y barrancas por esos mundos de Dios. Accede a que te ponga un dogal al cuello, permite que sea yo quien dirija tu vida como tu amo y tu señor. Se mi esclava, mi mas bello animal. Dejame que piense por ti, que sea yo el que utilice tu cuerpo por ti y que yo sea tu voluntad y tu amo. Te repito, ¿Qué puedes perder?... ¿Acaso…Tu ego? Piénsalo rápido y mira las ventajas para ti. Es un modo efectivo y tajante de saldar ese enojoso y gran asunto monetario que tienes hacia mi y de paso… Te evitara todos los líos en los que te metes, tú solita, en esta endiablada vida, pues tu voluntad y tu libertad serán mías y yo tomare las decisiones por ti y tomare el rumbo de tus pasos, de tu cuerpo, de tu mente... Seré tu dueño, si, pero también tu maestro.-

El crepúsculo inundaba el cielo de fuego, la noche caía y las farolas de la calle se iluminaban como luciérnagas. Podía sentir el zumbido de sus pensamientos, la ansiedad de su respiración, su inquietud, su incertidumbre, su confusión.

Había un detalle curioso y es que sus pupilas a veces se contraían y a veces se dilataban y lo único que se movía de su cuerpo eran sus manos y sus dedos, nerviosos, entrelazándose continuamente y jugando con el vaso que había entre ellos. Me calle y la observe, dejándola cavilar, viendo como trataba de encontrar una salida al laberinto em eñ qie se hallaba, una válvula de escape al tórrido cruce de caminos en el que yo la estaba poniendo..

Me acerque, hasta casi rozar su pálida piel, a su rígido e inmóvil semblante, a su inexpresiva mirada de chica alocada que de repente, enfrentada a un serio dilema no sabia que hacer, que decir, que hacer, como obrar. Apenas respiraba y sus sonrosados labios pintados de maquillaje barato estaban crispados. El tiempo pasaba, el silencio era espeso. No la deje utilizar la tipica arma de un ataque de histeria femenina. Era el momento. -¿Aceptas?- La pregunte.
Durante unos largos y espesos instantes que parecían no acabar nunca permaneció mirando al vacio. Parecía que se había quedado bloqueada y empezaba a parecerme una linda esfinge. Tardo en responder, pero al final bajo los ojos y asintió. Apure mi copa y lentamente me levante. Camine unos pasos hasta ponerme justo detrás de ella. La contemple de pie, con paciencia y en silencio, unos largos y posesivos instantes, acariciando el largo pelo de su rostro abatido.

Muy bien, muy bien, esclavita… A partir de este momento eres mía y esto hará que nunca lo olvides- Saque del bolsillo de mi chaqueta el grueso y negro collar de una fox-terrier de un amigo mió y se lo puse en cuello, después de quitarla despacio y sin premuras las medallas y collarines que lucia en su escote. -A partir de ahora no tienes pensamiento, no tienes voluntad. Yo soy tu dueño, tu amo, tu señor y me obedecerás en todo. Te moverás y hablaras cuando yo decida y como yo decida. El camino de tu obediencia, de tu sumisa esclavitud y de tu educación como sierva y propiedad mía ha comenzado, pues parece ser el único modo de que seas una hembra responsable y asumas tus propios compromisos y tus propias deudas.-

Toda la oscuridad y todo el frío de la noche había hecho ya acto de presencia y su cuerpo temblaba en aquella terraza en la que apenas se percibía gente en aquella hora tan tardía. Vi como se frotaba los brazos con las manos para darse calor. -¿Es que acaso te he dado permiso para hacerlo, esclava?- Una altiva, furiosa y orgullosa mirada cayó sobre mi, pero la advertí que si desobedecía el castigo podía ser mucho peor y de nuevo bajo la mirada dejando de abrazarse y posando las manos sobre la mesa.

Saque del otro bolsillo de la chaqueta la correa del collar de perro y la empalme a este. Me levante de la mesa y con un pequeño tirón de la correa hice que mi esclava se levantara también, haciéndola caminar tras de mi. La distancia desde allí hasta mi coche no era corta. Me pare un segundo. -Descálzate.- Ella obedeció, quitándose sus azules botas de ante y así camino la larga distancia que había en aquella céntrica calle para llegar a mi coche.

Al llegar al vehiculo, sus medias estaban completamente raídas y sus pies sucios y enrojecidos. -¿No te da vergüenza estar con este aspecto ante tu amo? ... Que verguenza. ¡Pareces una sucia perra! así que como tal serás tratada. -¡Desnudate!- Sus vaqueros negros, su blusa rosa y su chaleco azul metálico, quedaron en el asfalto y tras ordenarla que entrara en el maletero partí hacia mi casa de las afueras donde la encerré en una pequeña celda bajo la escalera de mi dormitorio, tras comunicarla sus nuevas reglas, como esclava... Y como perra.

1. A partir del momento en que tu Amo te acepta como esclava pasas a ser de su entera propiedad en cuerpo y mente y tu única aspiración será adorarlo y complacerlo cada día mas y mejor.

2. Tu no tienes voluntad ni quieres nada. Tus únicos deseos son las ordenes de tu Amo.

3. Tu no tienes nombre. Eres simplemente un objeto, un instrumento que tu Amo podrá llamar como quiera y usar en cualquier momento para obtener placer sexual o mental. Tu obligación es darle el máximo.

4. No harás nada que no sea ordenado o autorizado por tu Amo. Permanece siempre expectante porque las ordenes pueden serte dadas de muchas formas: de viva voz o con una simple mirada, a puntapiés o a latigazos, señalando con la punta de los dedos o chasqueándolos, etc..

5. Escucha con la máxima atención las palabras de tu Amo y cumple sus ordenes al pie de la letra.

6. A cualquier indicación de tu Amo contestarás siempre "Si, mi Amo" o lo que el te haya ordenado, agachando la cabeza en señal de obediencia. Para ti el NO es impronunciable.

7. Para tomar cualquier decisión, tanto en tu vida privada como en relación con tu Amo, lo harás en función de sus gustos y preferencias, tal como el te habrá enseñado durante tu doma.
8. No tienes derecho a cruzar tu mirada con la de tu Amo. Permanece con la cabeza agachada en señal de obediencia y sumisión salvo que el desee lo contrario.
9. Mientras estés en escena pero no seas usada permanecerás en el rincón que tu Amo te tenga reservado guardando la que debe ser tu posición "de espera": de rodillas, con la cabeza agachada y en silencio. Podrás apoyar las nalgas sobre tus talones pero mantendrás la espalda erguida y los brazos pegados al cuerpo para realzar tus pechos. Apoyarás las palmas de las manos sobre los muslos y procurarás que los dedos queden bien estirados y separados.

10. Tu otra posición habitual será a cuatro patas, como una perra, manteniendo la espalda horizontal, las piernas abiertas y separadas y el coño expuesto.
11. Cuando tu Amo te llame a su presencia te presentarás ante él adoptando en la posición "de examen": de pie, piernas abiertas, espalda erguida, manos en la nuca. Después de ser examinada debes ponerte de rodillas frente a el, tu cara a la altura de su polla.

12. Aprende los gestos y las actitudes propias de una esclava: nunca cruces las piernas, ni en publico ni en privado, y acostúmbrate a mantener los labios entreabiertos. Aprende también las posiciones para servir de mueble a tu Amo: como felpudo o mesilla auxiliar, para que sus pies puedan descansar sobre tu espalda, para que las palmas de tus manos le sirvan de bandeja o cenicero, para sostener una copa entre tus pechos...

13. Cuando estés en el trabajo, en tu casa o por la calle y tu Amo te llame para que acudas a su presencia lo harás sin excusas ni dilaciones innecesarias. Estás a su entera disposición las 24 horas del día. Ten siempre a mano las prendas o los objetos necesarios para presentarte ante él.

14. No te preguntes las razones de las ordenes o castigos de tu Amo. Simplemente acéptalos y cúmplelos poniendo todo tu empeño en ello. Tu dolor es el placer de tu Amo y esa es la única razón de tu servidumbre.

15. No esperes de tu Amo las más mínimas muestras de afecto. Lo mas parecido a ellas serán los azotes de su fusta, que agradecerás uno a uno diciendo "Gracias, mi Amo" o lo que él te haya ordenado.

16. Tu Amo decidirá cual debe ser tu aspecto en cada momento. Como debes mostrarte ante él y cómo en público. Por regla general llevarás peinados sencillos y cortes de pelo rectos. Tu ropa de calle habitual consistirá en prendas discretas y holgadas y zapatos planos

17. Te comportarás en público con la máxima discreción, pero si tu Amo desea verte o exhibirte como una puta perra entonces deberás vestir la indumentaria apropiada y adoptar poses obscenas y extremadamente provocativas.

18. Tu Amo podrá depilarte o raparte como y cuando le apetezca, para castigarte o simplemente para ajustar tu aspecto a sus deseos. Si temes ser rapada, piensa que para él aumentará tu atractivo y que es a el, solo a el, a quien debes gustar.

19. Puesta en escena, tu Amo decidirá las prendas que debes lucir en cada situación, Por regla general se consideran imprescindibles un collar de perra y calzado de tacón alto, sean botas por encima de las rodillas, zapatos de salón o sandalias que estimulen su fetichismo. Cualquier otra prenda no deberá dificultar el acceso inmediato de tu Amo a tus orificios. Por eso están prohibidos los panties y se recomienda que los bodies, corsés, etc. dejen los pechos al descubierto y los realcen.
20. Te sentirás orgullosa de llevar el collar de perra o cualquier otro atributo de esclava que tu Amo te imponga (cadenas, marcas, etc.) pues significan que le perteneces.

21. Cuando tu Amo te ordene que te quites o pongas una prenda lo harás con celeridad y dejando las cosas perfectamente ordenadas

22. Procura reunir un buen vestuario de cuero, látex, charol o vinilo así como un muestrario variado de botas y zapatos conforme a las preferencias de tu Amo. En tu ropero habrá por lo menos indumentaria adecuada para asumir los roles de criada, puta, esclava y gran perra.

23. Cuida tu cuerpo para que tu Amo te encuentre siempre atractiva y dispuesta a ser usada. Mantén con el máximo cuidado la higiene corporal. Evita los perfumes fuertes y los excesos de cosmética y maquillaje salvo que tu Amo lo desee. Tu cutis, tus labios, tus pechos o tu coño deben parecerle apetitosos en todo momento

24. En presencia de tu Amo cuida tus gestos, tus posturas y tus movimientos de forma que resulten excitantes. Descubre tu misma cuando le apetece verte insinuante y sensual y cuando desea que seas la más guarra y la más salvaje de las putas.


25. En este caso demuéstrale sin ninguna reserva que estás hambrienta de su polla y de su látigo.
26. Venerarás los instrumentos con que tu Amo te someta a su disciplina con la misma reverencia con que adorarás su polla.
27. La polla de tu Amo requiere la máxima adoración. Cuando la introduce en cualquiera de tus orificios. Cuando la lames o la succionas. Cuando te la refriega por la cara. Cuando mana chorros de semen. Cuando te rocía con su orina o simplemente cuando está en erección, sea a la vista, sea oculta.

28. La leche eyaculada por tu Amo será para ti un regalo precioso y un exquisito manjar que en ningún caso debes desperdiciar. Recoge siempre con el máximo cuidado la que quede alrededor de tu coño o sobre tu cuerpo y trágatela golosamente a no ser que recibas la orden de darte un masaje con ella. Si a tu Amo le apetece correrse en tu boca o en tu cara, o si quiere que le limpies la polla después de correrse, usa la lengua.

29. Si tu Amo se corre en un preservativo, pídele permiso para apurar su contenido. Si se masturba, acércale una fuente y sosténla para recoger su chorro de leche. Luego límpiale cuidadosamente la polla y las manos con tu lengua y pide su autorización para sorber su leche como una perra hambrienta.
30. Vas a ser usada como el urinario de tu Amo. Ofrécele tu cuerpo, tus manos y tu boca para ser regada. Aprende a recibir la orina de tu Amo con la boca abierta y aprecia su sabor, porque es el sabor de tu Amo. Rinde a la orina de tu Amo los mismos honores que a su leche.
31. Cuando tu Amo te considere suficientemente adiestrada te concederá sus excrementos. Aprende a lamerle el culo, a recibirlos y a venerarlos. No rechaces la posibilidad de ser alimentada con ellos.
32. En presencia de tu Amo no tendrás intimidad. Suplica su autorización para hacer tus necesidades y él decidirá como y donde debes hacerlas.

33. Dormirás desnuda y en el suelo. Si tu Amo te permite hacerlo de forma mas confortable considéralo un privilegio.
34. Cuando tu Amo te ordene que cojas o le traigas algo tu forma natural de hacerlo será con la boca y desplazándote a cuatro patas o sobre tus rodillas.

35. Tu lugar natural para comer es el suelo, como las perras. Deberás acostumbrarte a hacerlo sin ayuda de las manos, a mordiscos y lametazos, ensuciándote la cara, sorbiendo los líquidos

36. Mantén tu boca entreabierta, tu lengua y tus labios húmedos y dispuestos para lamer y chupar en cualquier situación, salvo cuando tu Amo te amordace.


37. Cuando tu Amo te ordene que limpies algo hazlo lamiendo, tanto si se trata de alguna parte de su cuerpo (polla, manos, ano..) como de sus zapatos o incluso del suelo.


38. Por regla general permanecerás en silencio, pero cuando dirijas la palabra a tu Amo hazlo con el máximo respeto y dándole el tratamiento que te ha enseñado (mi Amo, mi dueño, mi señor...). Mantén la cabeza agachada y háblale sin levantar el tono de voz. Utiliza frases cortas y di las cosas con claridad, brevedad y precisión. No hagas preguntas innecesarias. Tienes terminantemente prohibido decir cosas del tipo "quiero..", "me gustaría", etc. pues tu voluntad ha sido anulada

39. Cuando te encuentres en presencia de tu Amo y una tercera persona te dirija la palabra deberás darle a entender que primero debe dirigirse a él para que te autorice a hablar


40. Cuando participes en escenas en las que además de tu Amo intervengan otras personas o esclavos, demuestra a todo el mundo que tu Amo es el mejor y que ha hecho de ti la más sumisa, la más guarra y la mas puta de las esclavas. Haz que se sienta orgulloso de ti.

41. Llegará el día en que tu Amo te prestará a otros Amos, a sus amigos o incluso a otros esclavos. Sírvelos tal como tu Amo desee y niégate a todo aquello para lo que no tengas su autorización. Delata a quienes pretendan separarte de tu Amo.


42. Si tu Amo posee otras esclavas o esclavos además de ti, serás siempre la ultima en sus preferencias. No aspires a ninguna prioridad o trato preferencial.

43. Tus órganos sexuales no te pertenecen. Como todo tu cuerpo son propiedad de tu Amo que dispondrá de ellos a su antojo. En ningún caso podrás usarlos para buscar placer por tu cuenta sin la autorización de tu dueño.

44. Tus orgasmos serán siempre autorizados y administrados por tu Amo. No tendrás ninguno sin su permiso, que incluso suplicarás cuando estés siendo usada por él. Si incumples esta regla te expones a un castigo muy severo.

45. Tu coño, tu ano y tu boca serán follados indistintamente

46. No rehuyas ni opongas resistencia a la disciplina o los castigos que tu Amo te imponga. Superarás mejor cada una de las pruebas si aprendes a tensar o relajar tu cuerpo en función de las situaciones, cuando tu Amo te azote, te fustigue, te golpee, te pellizque, te arañe, te ate, te amarre, te suspenda o te folle.

47. Acepta las marcas que los azotes de tu Amo dejarán sobre tu cuerpo. Son adornos para su placer. Tu Amo decidirá si debes ser tatuada o anillada, donde y cuando. Las esclavas anilladas son siempre las preferidas de sus Amos.
48. Desarrolla tu capacidad de autocontrol sobre las sensaciones dolorosas para mejorar progresivamente tus prestaciones. Verás gozar a tu Amo y te sentirás satisfecha de conseguirlo.


49. Eres una esclava y no tienes capacidad de iniciativa, pero debes rehuir las actitudes puramente pasivas y resignadas, absolutamente inapropiadas. Muéstrate siempre expectante, participativa e imaginativa. De vez en cuando ofrece a tu Amo alguna parte de tu cuerpo para su disfrute, regálale prendas u objetos que pueda usar contigo y demuéstrale aquellas de tus habilidades que últimamente no ha explotado. Hazlo para complacerle pero asume que si no lo consigues serás castigada.


50. El adiestramiento y el aprendizaje de una esclava no acaban nunca. La imaginación es el mejor instrumento para un perfeccionamiento constante.


51. Confiesa a tu Amo todo aquello que realices en contra de su voluntad, incluso los pensamientos negativos. Se absolutamente transparente porque la mentira o el engaño significarían el fin de tu servidumbre. Ahuyenta tus dudas exponiedolas abiertamente. Tu Amo decidirá los castigos que mereces y tomará las decisiones oportunas para tu reeducación


52. Solicita periódicamente autorización para exponer a tu Amo un balance de tu servidumbre: los cambios que notas, los logros de los que te sientes orgullosa, aquellas cosas en las que temes no complacerle al 100% y aquellos otros retos frente a los cuales todavía te sientes insegura o temerosa. Pídele ayuda para vencerlos y renueva tus promesas de absoluta sumisión.

53. Agradece infinitamente a tu Amo cada uno de sus desprecios, de sus castigos, de sus humillaciones, de sus azotes... porque son etapas del camino que conduce hacia la virtud.


54. El poder y la autoridad de tu Amo te infunden temor y respeto. Su sabiduría y su perverso refinamiento te fascinan. Estás orgullosa de pertenecerle y tu máxima satisfacción es comprobar que usarte le produce mas placer cada día.

55. Conclusión: si deseas satisfacer plenamente tus fantasías de esclava debes concentrar todas tus energías, absolutamente todas, en adorar, complacer y obedecer ciegamente a tu Amo, tu único Dueño y Señor.